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Un apasionado de la naturaleza que posee la región

28-12-2020   Shacho Kai

El embajador de Japón en España es un paseante asiduo de los parques y bosques de la Comunidad de Madrid

No resulta raro ver al embajador de Japón en España caminar por los parques y los bosques de la capital, cuando tiene un rato libre. Así lo describen los colaboradores de Kenji Hiramatsu, que acaba de cumplir un año al frente de la legación en Madrid. Lugares como El Pardo o el Retiro son sus preferidos, lo que no significa que no haya visitado muchos otros, casi de forma sistemática. Firme defensor del medio ambiente, cree que las energías renovables y la digitalización son las bases del futuro comercial entre el país nipón y España.

Si algo sorprende en la figura de Hiramatsu (Osaka, 64 años) es su amplio currículum. Graduado en Derecho en la Universidad de Kioto en marzo de 1979, ingresó un mes después en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Allí ha ocupado numerosos cargos, cada vez de mayor responsabilidad. Ha estado destinado en las embajadas en Londres y la India, donde ya ejerció como embajador plenipotenciario.

En noviembre de 2019, recaló en la legación japonesa en España. De hecho, fue uno de los últimos diplomáticos que pudo entregar sus cartas credenciales al Rey Felipe VI en el Palacio Real, semanas antes de que se propagara la pandemia y se suspendieran todas las actividades por el estado de alarma. “Fue una ceremonia muy interesante, en la que se pudieron tratar los temas más importantes de la relación entre los dos países. La Casa Imperial de Japón siempre ha tenido una relación de mucha confianza y amistad con la Casa del Rey, al igual que hemos recibido mucho afecto siempre de España. Por eso, me siento en la obligación de trabajar mucho para que esto se profundice aún más”, reconoce el embajador.

Hiramatsu habla con soltura el castellano. Algunas palabras se le resisten pero maneja un vocabulario muy, muy amplio. De hecho, estuvo estudiando el idioma en Salamanca y Madrid, entre los años 1980 y 1982, donde dejó “muy buenos amigos”. “Tengo ganas de que pase todo esto y de poder ir a verlos”, afirma. En ese viaje también recaló en Madrid, donde, de hecho, era el tercer secretario de la embajada, en un puesto en prácticas. Cuando regresó a la capital hace un año, se encontró con un panorama muy distinto: “Era otra ciudad. Me quedé sorprendido por las infraestructuras y el desarrollo que tenía. Se había modernizado y tenía grandes autopistas como la M-40, que antes no existía, pero con la naturaleza muy cerca gracias a los parques y bosques que tiene”.

Con un discurso pausado, controla al detalle todos los temas de la actualidad española. El puesto que ejerce es de “gran importancia” en las relaciones diplomáticas de su país. De hecho, se le ve como una puerta de entrada tanto hacia la Unión Europea como a los países americanos de habla hispana, además de las relaciones bilaterales entre ambas naciones. “También es muy importante la presencia de España en organismos internacionales y es un socio destacado en temas globales como el cambio climático o el desarme, entre otros muchos. El peso de España está aumentando cada vez más”, afirma.

El embajador tiene su residencia oficial en el antiguo palacio del Duque de Baviera, en el barrio de Puerta de Hierro. Justo a la entrada, destaca la representación de un crisantemo y en el jardín se ha plantado un cerezo japonés. La colonia de este país está formada por unos 9.500 nipones, de los que unos 2.500 residen en la Comunidad de Madrid. “Entre los residentes, se encuentran los ejecutivos, con un perfil alto, enviados por sus empresas para trabajar aquí y reforzar la alianza empresarial entre los dos países”, afirma el embajador.

Hiramatsu se muestra como un enamorado de la cocina española, que también ha sufrido un cambio destacado desde la primera vez que visitó este país. En su opinión, ha pasado de platos tradicionales como la paella, la tortilla o el caldo gallego a recetas más elaboradas y con productos de primera calidad, como la nipona. Al igual que la japonesa, comparte un alto consumo de pescado. Uno de los aspectos que más incomoda al embajador es la forma de conducir: “Es un poco frustrante porque se corre mucho y a veces da un poco de miedo”, afirma con cierto tono de humor.

Durante la pandemia, los empresarios japoneses se han volcado en ayudar a las autoridades españolas, destaca el diplomático. Los grandes almacenes Uniqlo donaron un millón de mascarillas, mientras que Omron ingresó dinero para ayudar al hospital de campaña de Ifema. Otros, como Bridgestone, prestaron coches o regalaron mantas. “Murieron algunos compatriotas por la covid, lo que nos entristeció mucho, y nuestro trabajo consistió en contactar con sus familiares en Japón”, explica el embajador.

El reto para 2021 es que aumenten los intercambios económicos entre ambos países. De hecho, Hiramatsu conoce a empresarios que estarían interesados en invertir en España en energías renovables y en la digitalización como el 5G y el 6G. También con eventos para que se difunda aún más la cultura japonesa.
 

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